Se conoce como lipedema a una enfermedad crónica que afecta al tejido adiposo, la característica principal de este desorden es la acumulación de grasa que no es posible eliminar con dieta o con ejercicio y se acumula en la mitad inferior del cuerpo, normalmente en muslos y caderas.
En el caso de trastornos como el lipedema son muchas las pacientes que les resulta duro y vergonzoso hablar de los síntomas con su médico porque en muchas ocasiones este trastorno es desconocido o confundido con otros como el linfedema, obesidad o problemas de circulación.
Por eso, es importante que se realice un diagnóstico diferencial basado en los síntomas y realizado por un médico especialista en Lipedema. Para ello el médico a cargo tendrá que contar con una historia clínica del paciente y realizar un examen físico pormenorizado para determinar si se trata de lipedema o otra patología.
Aunque el lipedema no es una enfermedad progresiva según las guías SK2, ciertos
factores pueden agravar sus síntomas:
Con el manejo adecuado, es posible aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida.
Caderas, nalgas, piernas y/o incluso brazos de un tamaño desproporcionado con el resto del cuerpo
Sensación de piernas pesadas y/o inflamadas
Dolor en las zonas afectadas y reducción de la movilidad
Aparición de hematomas sin haber recibido contusiones o con contusiones muy leves
La grasa acumulada se ve con hundimientos o celulitis que recuerda a la “piel de naranja”
Las acumulaciones de grasa no responden ni a la dieta ni al ejercicio físico
Herencia genética, si uno o más miembros de tu familia presenta problemas similares
GRADOS DE LIPEDEMA
Causas y factores de riesgo de Lipedema.
Hoy en día, lamentablemente se desconocen las causas por las cuales se desarrolla el lipedema. Sin embargo, parece haber un patrón de herencia genética en bastantes casos. Aunque parece probable que el lipedema sea un trastorno que se hereda de forma genética, también se sospecha que pueda tener un origen hormonal ya que es una patología que prácticamente afecta solo a las mujeres, además, suele desarrollarse durante la pubertad, o durante eventos hormonales importantes como pueden ser el parto o la menopausia y se sabe que los estrógenos y la progesterona afectan la acumulación de grasa en el tejido subcutáneo.